Agustín Moreno (profesor de secundaria)
Está muy claro el carácter pernicioso de laLOMCE para la educación pública española y no voy a insistir. También es evidente que el ministro Wert se gana a pulso cada día una respuesta movilizadora por su pésima gestión y las continuas provocaciones que realiza. Pero la ley está sentenciada: toda la oposición se ha comprometido a derogarlacuando haya un cambio político, que lo habrá. Y el ministro es el peor valorado de la historia de este país en muchos años. Es un cadáver político al que le costará salir a la calle sin que reciba el más profundo desprecio de muchos ciudadanos por la pasión que ha puesto en asumir el papel de villano liquidador de la cultura, la ciencia, la educación pública. Debería darse un paseo por la Academia de Bellas Artes de San Fernando para que le expliquen los cuadros barrocos de vanitas sobre la fugacidad de la fama y la estupidez humana.
Los recortes y la LOMCE se merecen unas cuantas huelgas y la movilización es necesaria para que la ley y su responsable tengan los días contados. La Plataforma por la Escuela Pública y la Marea Verde han convocado una consulta entre la ciudadanía sobre los recortes y la reforma, una Huelga General en la Enseñanza de todo el Estado y en todos los niveles educativos, desde infantil a la universidad. También una marcha sobre Madrid para noviembre. Pero yo esta vez no voy a participar en la movilización por razones pedagógicas, sociales o políticas. La voy a hacer por otros motivos, mucho más personales y más concretos. La haré:
Por D., alumna de integración, que cada vez recibe menos apoyo y que, junto con sus compañeros de compensatoria y los que están en riesgo de exclusión social, son los colectivos más vulnerables y en los que se ceban los recortes; para que no dejen tirada la atención a la diversidad.
Por A., hijo de una humilde familia obrera que se merece una oportunidad y que no la tendría si no existiera la escuela pública; porque le han quitado la beca de libros como a otros 578.000 niños.
Por Y, alumna de bachillerato, inteligente y trabajadora, a la que la está comiendo la moral las noticias del exilio laboral de los jóvenes españoles titulados; para que no la pueda la desesperanza y encuentre la motivación que le roba el sistema.
Por M., madre comprometida con la educación de sus hijos y con la escuela pública, que confía en ella y en el profesorado y a quien no podemos fallar.
Por J., despedido y amenazado de desahucio, que tiene al menos el derecho a que su hija reciba una educación de calidad para que le vaya mejor en la vida.
Por J., ciudadano jubilado que no tiene hijos ni nietos, pero que no se pierde una manifestación de la Marea Verde; porque tiene muy claro que la única manera de superar el atraso, la ignorancia y la sumisión en este país es una escuela pública universal, gratuita y laica.
Por P., espléndido profesor interino de filosofía de larga experiencia, con tres hijos, al que ya no llaman, y que estudia ahora en un IES un ciclo de formación profesional para intentar reciclarse. Por 25.000 compañeras y compañeros que están igual de mal, porque han perdido su trabajo en el último año, según datos oficiales.
Por JA, P, E, Ch, MA, M… y una larga lista de un maravilloso profesorado veterano y vocacional que se jubilan como si fuera una huida; no soportan el deterioro al que se somete a la escuela y el endurecimiento de las condiciones de trabajo (más ratio, más horas, más burocracia…) y se sienten despreciados y sin ningún reconocimiento por las autoridades. Es muy ingrato que los que han dado todo por la educación salgan por la puerta falsa.
Por G., profesora joven y competente, llamada a ser el núcleo consciente y comprometido que defienda la escuela pública en el futuro; para que aprenda que la huelga y la unidad de la comunidad educativa es un arma para ello.
¡Ah! y muy especialmente en solidaridad con el profesorado, las familias y el alumnado de Baleares que han plantado cara a un decreto disparatado del gobierno del PP, que ha creado un problema donde no lo había y que ha hecho de la intransigencia una bandera para atacar a la escuela pública.
Estas razones son poderosas para movilizarse. Parten de lo concreto, ponen caras, imágenes, situaciones reales a las víctimas de los recortes y del saqueo, a los heridos y contusos por las políticas de Wert y de Rajoy. Todos ellos deben de ver en nosotros compromiso con la escuela pública, voluntad de resistencia, apuesta por la calidad. Para no defraudarles, y para no defraudarme a mí mismo, haré huelga el 24 de Octubre.
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